El estudio de la música puede llevar a una carrera gratificante. Pero el simple hecho de aprender a tocar el violín (o la tuba o el oboe) puede afectar positivamente al desarrollo de muchas maneras.
Vamos a una sala de conciertos y vemos a músicos virtuosos interpretando algunas de las más adoradas composiciones musicales en algunos de los mejores violines, violonchelos y pianos jamás construidos. Es difícil imaginar que en un momento dado, estos violinistas y pianistas - y flautistas y bajistas - fueron alguna vez músicos novatos, tomando lecciones cuando eran niños, y ajustando el cronómetro para asegurar al final una hora de práctica por día. Pero así es como un gran número de intérpretes comienzan.
En las últimas décadas se ha desarrollado un considerable cuerpo de investigación sobre los beneficios cognitivos, físicos y sociales de la educación musical infantil. Algunos de esos beneficios se derivan de cualquier estudio de un instrumento musical, y algunos específicamente provienen de aprender a tocar un instrumento de cuerda como el violonchelo, el violín, el bajo, el arpa o la viola.
De hecho, contribuye a la comprensión de las matemáticas - esas notas en una página que representan el ritmo, el ritmo y las escalas son una lección de división, fracciones y patrones. También contribuye a la comprensión de la física: la interacción de arcos y cuerdas implica fricción y vibraciones en una gama de grados. No es necesario ser un fabricante de violines para entender estas propiedades físicas; el músico las entiende a partir del estudio y la práctica.
El entrenamiento musical ayuda en todo tipo de desarrollo mental e incluso social también. ¿Cómo es eso? Enumeramos algunos beneficios destacables:
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Otros beneficios, señalados por otros educadores, incluyen una mejor aplicación para las universidades (en un mundo competitivo, el músico tiene una ventaja sobre el no músico), una mejor salud emocional (la música reduce los niveles de depresión y ansiedad), y un fuerte desarrollo de las habilidades sociales (es más probable que un estudiante de música forme amigos cuando está en un grupo que cuando no lo está).
Pero considere la postura del violinista en relación con el niño encorvado sobre un ordenador o en el permanente sofá que se encuentra viendo la televisión. De hecho, el violinista aprende a sentarse y a pararse para practicar y actuar, una ventaja física que no suele asociarse con el estudio de la música. Cada instrumento requiere una cierta postura para tocarlo correctamente, pero el violinista es muy a menudo la estrella del espectáculo - y necesita parecerlo.
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